El discurso del Rey

Director: Tom Hooper



El discurso del Rey

Director: Tom Hooper


El discurso del rey —título original: The King's Speech— es una película británica de 2010 dirigida por Tom Hooper a partir del guion escrito por David Seidler.

Estrenada en el Reino Unido el 7 de enero de 2011, El discurso del rey tuvo un gran éxito comercial y recibió buenas críticas. Los censores calificaron la película como apta solo para mayores de quince años debido al uso de lenguaje soez, aunque rectificaron tras recibir las críticas de los productores y los distribuidores nacionales.

Sinopsis


El duque de York se convirtió en rey de Inglaterra con el nombre de Jorge VI (1936-1952), tras la abdicación de su hermano mayor, Eduardo VIII. Su tartamudez, que constituía un gran inconveniente para el ejercicio de sus funciones, lo llevó a buscar la ayuda de Lionel Logue, un experto logopeda que consiguió, empleando una serie de técnicas poco ortodoxas, eliminar este defecto del rey.

El discurso del rey es, ante todo, una película que goza de la perfección inglesa: estudiada al milímetro tanto por su guión, interpretaciones y puesta en escena, sorprende por la frescura que aún así consigue transmitir, arrancándonos inevitablemente una sonrisa que mantenemos constantemente a lo largo de las casi dos horas que dura el film, menos, claro está, en los momentos de máxima tensión, cuando sufrimos junto al rey (que, por otro lado, no es más que una persona) los angustiosos momentos previos a cada discurso. Una historia que, sinceramente, tampoco parecía que pudiese dar tanto de sí en la pantalla grande (además de que ya se sabe cómo acaba), pero que se convierte en un relato tan esperanzador sobre la superación de uno mismo y la necesidad de ser constante y no rendirse, que se agradece llegue en esta época del año (y estos tiempos) para enternecer a unos y levantar el ánimo a tantos otros.

Critica


Brillante ejercicio de solemnidad, cercanía y emotividad flemática británica, 'El discurso del Rey' (ejemplo del inimitable regio cine inglés) aprovecha una de esas anécdotas de la Historia real, en su doble significado, para engalanar el estilo de Alexander Korda y sus bambalinas monárquicas, mezclarlo con el academicismo clasicón de la lucha (entendimiento) de clases del 'Pygmalion' de George Bernard Shaw, y la pompa y circunstancia de Anthony Asquith.